La música mexica
Un análisis musicológico del ritual mexica no puede prescindir de la noción original de integridad que se observa en el arte prehispánico. La música, la danza y la poesía fueron consideradas como un todo dentro de la práctica azteca. Se incluía en sacrificios, penitencias, ofrendas, ingestión de alucinògeno (pèyotle, nanàcatl) y otros tipos de hierba.
Los rasgos más característicos de la política musical azteca, son los privilegios civiles, como la exención de tributo de la que gozaban los músicos profesionales, y las jerarquías que ocupaban en los templos.
Los artistas, aun cuando recibiesen honores y riquezas, formaban parte del servicio doméstico de los señores.
Los músicos recibían un mecátl o cordel distintivo (de donde viene la palabra americana mecate (del nahuatl mecatl, cordel), que portaban en la cabeza, colgando las puntas encima del pecho.
Heredaron por línea directa el instrumental tolteca (por ende teotihuacano) asimilando el legado de las culturas contemporáneas de toda Mesoamerica.